Skip to content

Giro de timón: Europa quiere ser una Unión de Investigación e Innovación

Día

El reciente informe Draghi sobre la competitividad europea incluye un documento B que analiza el estado de la innovación y plantea un cambio de paradigma en la estrategia para potenciar la I+D.

Como los discos de vinilo, el informe de Mario Draghi sobre “El futuro de la competitividad de Europa”, entregado el 9 de septiembre a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, tiene una cara B dedicada a realizar un “Análisis en profundidad y recomendaciones”

Es de obligada lectura, en primer lugar, porque analiza la situación de 10 sectores estratégicos, en lo que supone toda una declaración de intenciones acerca de dónde cree Draghi que hay que poner el foco: energía, materias primas críticas, redes de banda ancha de alta capacidad y velocidad, digitalización y tecnologías avanzadas, computación e inteligencia artificial, semiconductores, industrias intensivas en energía, tecnologías limpias, automoción, defensa, espacio, farma y transporte.

Claramente, la taxonomía de los sectores económicos más relevantes ha evolucionado. La visión ya no es de producto (textil, cerámica, mueble…), sino que la atención se traslada a las tecnologías habilitadoras (todas las relacionadas con componentes digitales y el mundo TIC) y hacia los grandes agregadores de productos y servicios, entre los que encontramos ausencias estridentes como la salud, las infraestructuras o la agroalimentación.

En segundo lugar, la cara B el informe de Mario Draghi revisa en profundidad la situación actual de Europa como región innovadora. Y el balance, obviamente, no es en absoluto favorable. No sólo la capacidad de innovación de la UE en su conjunto sigue estando por detrás de la de Estados Unidos, sino que la convergencia se ha ralentizado durante la última década. La economía norteamericana sigue casi siete puntos porcentuales por delante según el Cuadro Europeo de Indicadores de Innovación. Al mismo tiempo, el rendimiento de China se ha más que triplicado en las dos últimas décadas y se está acercando rápidamente al nivel de la UE.

Es sabido que la UE produce casi una quinta parte de las publicaciones científicas del mundo, por delante de Estados Unidos y solo superada por China, y está a la par de EEUU en publicaciones de alta calidad (el 10 % más citado). La posición de Europa en patentes también es sólida, con el 17 % de las solicitudes del mundo, cerca del 21% de Estados Unidos y del 25% de China (el dato tiene, como en el caso de las publicaciones, una enorme cantidad de trampa).

Sin embargo, solo alrededor del 40% de las empresas europeas dicen invertir en I+D, en comparación con el 56% de EEUU. Europa crea una cantidad de empresas emergentes comparable a la de EEUU, pero a menudo no logran superar con éxito la etapa de crecimiento y el número de unicornios es mucho menor. Actualmente, solo hay 12 empresas europeas entre las 50 empresas del mundo con los mayores presupuestos de I+D, en comparación con las 22 de EEUU.

El informe Draghi apunta que la brecha de la UE en tecnologías digitales y avanzadas puede afectar el funcionamiento de otros sectores y pide “acciones políticas significativas y específicas”. Es inquietante que la ventaja comparativa de la UE en tecnologías verdes se esté viendo cada vez más cuestionada porque China se está poniendo al día, y su número de patentes aumenta rápidamente.

Es interesante la reflexión acerca de que “las actividades de innovación de la UE se concentran principalmente en sectores con una intensidad de I+D media a baja”, y la advertencia de que esto “podría empujar a la UE a una ‘trampa de tecnología media’”: en las últimas dos décadas, las tres principales empresas de la UE han pertenecido sistemáticamente al sector del automóvil y han mostrado cambios mínimos en su clasificación.

En contraste, los líderes en I+D han cambiado con el tiempo en Estados Unidos: a principios de la década de 2000, las tres principales empresas estadounidenses abarcaban los sectores de automóvil y farmacéutico; en la década de 2010, se habían trasladado a los sectores de software y hardware; y en la década de 2020, entraron Alphabet y Meta, líderes mundiales en el sector digital.

Existen, por último, grandes diferencias en el gasto en I+D entre los Estados miembros de la UE. Sólo cinco superan el objetivo de gasto en I+D del 3 % de la UE (Bélgica, Suecia, Austria, Alemania y Finlandia); y la inversión en I+D de nueve Estados miembros es inferior al 1 % (Lituania, Luxemburgo, Eslovaquia, Irlanda, Bulgaria, Chipre, Letonia, Malta y Rumanía).

Debilidades de Horizonte Europa

El programa Horizonte Europa presenta, según dice el informe en uno de sus puntos más controvertidos, “múltiples debilidades”. Pese a que la define como una “herramienta importante” y un “instrumento único”, presenta enormes lagunas: sus recursos se reparten entre demasiados campos y prioridades, el acceso tiende a ser excesivamente difícil, los procesos de determinación de prioridades son complejos, el potencial de las asociaciones público-privadas no se aprovecha plenamente, el apoyo a la innovación disruptiva de vanguardia sigue siendo limitado y su rendimiento es difícil de medir en términos de resultados, en particular el registro de patentes.

El potencial de innovación de la UE sigue infrautilizado, añade el informe en otro punto. “Las redes de colaboración para actividades de I+i rara vez se extienden más allá de las fronteras nacionales, o incluso regionales”. Alrededor del 70% de las patentes de titularidad compartida son el resultado de la colaboración dentro de la misma región y casi una de cada cinco son creadas por socios del mismo país. Solo alrededor del 13% de las patentes compartidas involucran a organizaciones ubicadas en dos países europeos diferentes. En EEUU, son 2,5 veces más.

La UE cuenta con numerosos clústeres de innovación, pero, según el Índice de Innovación Global 2023, tiene un número similar entre los 100 primeros que Estados Unidos y China, y solo un clúster entre los 20 primeros (París), en comparación con los 6 de Estados Unidos y los 7 de China. La comercialización de los resultados de investigación también deja que desear. Solo alrededor de un tercio de las invenciones patentadas registradas por universidades europeas o RTO se explotan comercialmente, según la Oficina Europea de Patentes (OEP).

Entre las características esenciales de los sistemas de investigación e innovación competitivos se incluye la financiación suficiente para una investigación excelente, su estabilidad a largo plazo, una infraestructura de investigación y tecnología de alta calidad, una oferta suficiente de talento, una estrategia de valorización eficaz, la apertura y la inclusión, y una estrategia de aplicación y alineación.

Entre las medidas a adoptar, el informe Draghi sostiene que la UE debe fijar como una de sus prioridades clave la creación de una Unión de Investigación e Innovación, para afrontar la excesiva fragmentación del ecosistema europeo de I+i, coordinar mejor el gasto público entre los Estados miembros y alcanzar una formulación conjunta de una estrategia y una política europeas comunes de I+i.

En última instancia, para mejorar la coordinación, propone un «Plan de Acción Europeo de Investigación e Innovación», diseñado por los Estados miembros junto con la Comisión, la comunidad investigadora y las partes interesadas del sector privado.

Facebook
Twitter
LinkedIn

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.
Los campos obligatorios están marcados con *

Otros
artículos